Que fue de Walter Lozano...

Artículo de hace un par de años sobre uno de nuestros futbolistas mas emblemáticos, el estuvo en el Pucela del ascenso: 

Walter Oscar Lozano era un áspero y técnico marcador central del Club Atlético Lafinur de San Luis, en épocas en las que don Zoilo Concha era el entrenador.
Corría 1987. Independiente de Avellaneda había pasado de gira por San Luis y José Omar Pastoriza, el DT, había puesto los ojos en “Lozanito”.
El Cuto jamás imaginaría lo que el destino, el fútbol y el “Pato” Pastoriza le tenían reservado.
Enzo Trosero, un gran referente de la defensa roja, había pasado a Estudiantes de La Plata. Pastoriza tenía variantes, pero necesitaba otro marcador central.
Walter terminó de jugar un partido más del torneo de la Liga Sanluiseña con la camiseta albirroja de Lafinur. Fue ante Defensores del Oeste en la cancha de El Brete.
A los quince días de ese juego apareció en el estadio Morumbí de Brasil, jugando para Independiente de Avellaneda, ante San Pablo, por la Copa Libertadores.
“No lo podía creer, en apenas dos semanas pasé de San Luis a jugar la Copa, y con esos fenómenos de compañeros. Se lesionó Villaverde y Pastoriza confió en mí”, dice hoy, veintitrés años después, un Cuto Lozano que dejó la cabellera larga en el recuerdo y tiene un acento bien español, tras vivir desde 1989 hasta hace algunos meses en Valladolid, a la que se le ha concedido, popularmente, el honor de ser la ciudad donde mejor se habla el castellano.
Islas, Clausen, Villaverde, Lozano, Ríos o Enrique; Giusti, Marangoni, Bochini; Barberón, Franco Navarro o Reynoso y Percudani. Tremendos nombres, para una época de gloria del Diablo Rojo, con presencia puntana, de central o de lateral derecho, sobre todo tras la venta de Clausen.
La camiseta Lecoq, con publicidad de Mita en el pecho todavía es guardada con cariño, gratitud y emoción. “Pensar que cabía en esta camiseta”, bromea un Lozano más ancho y más experto, decidido a entregar sus vivencias a los niños puntanos.
“Después, en un tiempo en el que no había representantes, salió la posibilidad de irme a España, a Valladolid, y me fui. Le dije a mi papá (que hoy reside en Buenos Aires) me voy. Y partí”, recuerda Cuto y añora: “Francisco Maturana era el DT, llevó una banda de grandes jugadores colombianos, con Valderrama a la cabeza, y pasé a préstamo a Lleida. Las cosas… Valladolid descendió y yo ascendí con Lleida”. También Lozano ascendería más tarde con Valladolid.
Los diarios españoles de la época, que celosamente guardan sus hijas (Mara, de 22 años, y Aldana, de 17, que viven en San Luis) hablan de la idolatría que despertaba el puntano. Jugó también en Salamanca de España y Vitória Guimaräes de Portugal.
La rodilla le dijo basta a los 29 años, cuando estaba en plenitud con la camiseta lila y blanca de Valladolid. “No es fácil, una cosa es preparar el retiro y otra, como me pasó, dejar el fútbol por una lesión”. Se rompió los meniscos de la rodilla izquierda en marzo de 1991. Se recuperó, volvió, pero en el ’94 no pudo más.
Lozano no reniega, todo lo contrario. “Pasé grandes momentos en el fútbol. No me arrepiento de nada”.
¿Por qué el regreso a San Luis? “Básicamente porque cambié mi estado civil (risas). Tenía un restaurante en España… allí aún vive mi madre… pero bueno es una nueva etapa en mi vida”, resume.
Y en el retorno, será asesor del fútbol intercolegial del gobierno provincial. “Estuve reunido con el gobernador Claudio Poggi, me contó le proyecto y la idea de sumarme para que pueda volcar mi experiencia en el fútbol. Estoy feliz de regresar a San Luis”, lo dice y se asombra: “Venía cada año, cuatro o cinco días pero estaba más en familia que otra cosa. Ahora, con tiempo para recorrer, es increíble los cambios, cómo ha crecido la provincia”.
Lozano está de regreso. Y su provincia, cuya bandera él paseó por el fútbol nacional e internacional, lo recibe con los brazos abiertos.

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